Leyes de Jules Ferry
La ley del 16 de junio de 1881,
nombrado por el ministerio de la instrucción pública, Jules Ferry volvió la
enseñanza primaria publica y gratuita, lo que permitió volver la instrucción
primaria (6-13 años) obligatoria por la ley del 28 de marzo de 1882,1 que impone igualmente la laicidad en los establecimientos públicos. Jules
Ferry elabora también algunas leyes sobre la educación de las mujeres.
Educación obligatoria
Es la educación que es
obligatoria y no la escolarización, el artículo 4 indica que la instrucción
puede ser dada en establecimientos de instrucción, las escuelas públicas o
libres o en las familias. Por lo tanto la escuela no fue jamás obligatoria ni
dependiente.
Contexto de las leyes Ferry
Votadas por "los
Republicanos oportunistas” bajo la tercera república,
estas leyes son en primer lugar una victoria contra la
derecha monárquica, retirada del poder después de la crisis del 16 de mayo de 1877. Con las leyes
de 1884 enmendando las leyes
constitucionales francesas de 1875 y la expulsión de las congregaciones cristianas educativas en 1880,
son un paso decisivo en el establecimiento de la laicidad notando por ejemplo la supresión de las
oraciones públicas.
Las leyes de Jules Ferry fueron
una consecuencia de la Guerra de 1870,
pérdida contra Prusia. Los soldados
prusianos eran considerados mejor instruidos que los franceses, la Tercera República intento
compensar esta discapacidad para así poder preparar el revanchismo. Desde el nacimiento de la Tercera
República, en el Sitio de París,
Jules Ferry, en aquel entonces alcalde de París, había instaurado una comisión
de enseñanza. Los trabajos de esta comisión fueron sobre la gratuidad, la
laicidad y la educación de las jóvenes fueron puestos sobre el informe
Delon-Coignet.
Las leyes sobre instrucción de
Jules ferry fueron también hechas sobre la convicción de que permitirían la
introducción progresiva de las ideas republicanas en las regiones francesas más
lejanas. La idea transmitida por los « Hussard noirs » (apodo dado a los
maestros de aquella época) de la República es aquella que la República es el
único sistema capaz de adaptarse al progreso, noción importante en el siglo XIX.
Además de tener la voluntad de
inculcar en los jóvenes un patriotismo efervescente, Ferry se había
propuesto como objetivo frenar el progreso de las ideas socialistas e incluso anarquistas, las cuales tuvo la oportunidad de
combatir en la Comuna de París. Así
que en un discurso en el Consejo General del departamento de los Vosgos, en 1879 declaró
« En las escuelas confesionales, los jóvenes reciben una enseñanza
dirigida contra las instituciones modernas. [...] Si esta situación continua,
se puede temer que otras escuelas no se constituyan, abiertas a los hijos de
los obreros y de los campesinos, donde se enseñarán principios totalmente
opuestos, inspirados tal vez de un ideal socialista o comunista extraído a
tiempos más recientes, como por ejemplo a esta época violenta y siniestra
comprendida entre el 18 de marzo y el 24 de mayo de 1871. »
Consecuencias de las
leyes Ferry
Las leyes Ferry fueron la base
de la « República de los docentes » , tuvieron por consecuencia una
escolarización cuasi completa — por lo tanto una alfabetización y un
« afrancesamiento » — de los jóvenes franceses, inscribiéndose así en
el proyecto de los Lumières de
la emancipación del pueblo soberano.
La enseñanza fue dada en francés, difundiendo así a lo largo del territorio
nacional el uso de esta misma lengua. Toda enseñanza en las lenguas locales (ya
se el bretón, el auvernés, el occitano o el árabe y el cabilo en Algería,
anexada en 1848), calificados de « patois, siendo prohibidos. En esto, la escuela laica,
gratuita y cuasi obligatoria fue, con el servicio militar, uno de los instrumentos esenciales
de la « nacionalización de la sociedad » por el estado, o incluso de
la consolidación del estado-nación francés.
Los docentes, « hussards
noirs de la République », fueron por consiguiente uno de los sostenes
sociales más consistentes del Partido Radical que dominaron la escena política
francesa a partir de los últimos años del siglo XIX. La obra educativa de los
profesores a veces fue atacada: así, Gustave Le Bon estigmatizaba en el libro La
muchedumbre: un estudio de la mente popular (1895), a
los docentes que difundían « ideologías subversivas » como el
socialismo y el anarquismo.
Las leyes de Jules Ferry
suprimieron la instrucción religiosa en la escuela. Un día a la semana fue
dejado libre para permitir a las familias que así lo deseasen enviar a sus
hijos al catecismo.
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